jueves, 27 de marzo de 2014

"Rodrigo es un sentimiento": identidades populares, fenómenos locales y estructuras de sentir en la voz de Rodrigo Bueno

 Para Carlitos Rolán, poeta del pueblo


Rodrigo Alejandro Bueno (Córdoba (Argentina), 24 de mayo de 1973 – Berazategui, Buenos Aires, 24 de junio de 2000), conocido por su nombre Rodrigo o por el apodo El Potro, fue un cantante argentino de cuarteto.

El estilo de Bueno estuvo marcado por su carisma y energía sobre el escenario. Su vestimenta junto con sus extravagantes cortes y teñidos de pelo lo diferenciaron de otros cantantes de cuarteto. Durante su carrera, Rodrigo expandió su estilo musical por toda la Argentina consagrándose como uno de los máximos exponentes de su género. El "Rodrigazo" (pero musical) selló la emergencia del cuarteto en Buenos Aires.

Tal vez era Rodrigo la figura más propicia para lograrlo: carilindo y de aspecto bonachón, era sin duda más asimilable para algunos que cantantes como La Mona o Pelusa.

De cierto modo Rodrigo es el Luis Miguel del cuarteto. El emergente del género que más hondo coló en las cámaras porteñas con baladas románticas y un cuarteto reciclado con influencias del merengue y la salsa. Más allá del fenómeno mercantil (que ciertamente se llevó la vida de Rodrigo consigo), trataremos de evaluar la incidencia de la música popular en la "estructura del sentir" de los jóvenes cordobeses hacia fines de los 90.

 Raymond Williams, revisionista del marxismo ortodóxo en línea política afín a sus propósitos, elabora el concepto de "estructuras del sentir" para referirse al conjunto de formas y convenciones sociales significativas de una clase social y variables según el tiempo y espacio.

Las convenciones sociales, que serían aquellas relaciones establecidas en una sociedad para interpretar la realidad, varían según el período histórico en el que nos encontremos, y aparecen reflejadas en todas las producciones culturales realizadas por los miembros de esa sociedad en período de coetaneidad y coexistencia.

Se trata, en definitiva, de todos aquellos elementos que hacen que reconozcamos un disco, una película o un libro como ingleses, franceses, o más, acá del tema, que llevarían al grupo de fans de Rodrigo proclamar el "cordobesismo" de su autor.

 Estas convenciones aparecen naturalizadas en una tradición cultural en concreto y, por tanto, hacen posible la hegemonía de una ideología sobre el resto de las coexistentes en un mismo momento histórico dado. Son maneras de ejercer el poder a través de los sentimientos, de manera profunda y casi imperceptible pero determinante. No obstante, también las posiciones en pugna de los subordinados crearían estos fenómenos naturalmente como modos de réplica.


De hecho, la tradición que formaliza ciertas estructuras del sentir no siempre es la única forma de encontrarse con este fenómeno, que suele revestirse de formas emergentes (nuevas estructuras de sentir que de un plumazo echaron por la borda la "vanguardia" del romanticismo en los años 20, por ejemplo) o de formas residuales (estructuras de sentir que permanecen como válidas, pese al desfasaje o la distancia con el momento histórico de su producción, como es el gusto por el costumbrismo que dio vida a los sainetes y permanece aún en las nuevas novelas argentinas).

Estas estructuras de sentir, permiten ver de manera más profunda la influencia del pode de manera multidireccional y no sólo vertical (como el caso de la base/superestructura que había propuesto Marx). Williams argumentó la co-ocurrencia de fuerzas culturales subordinadas, residuales, emergentes, alternativas y oposicionales coexistentes con las dominantes, que establecen entre sí distintas relaciones de incorporación, negociación y resistencia.

 En los años 90, el feroz neoliberalismo incidió en la criminalización de la pobreza y, en especial, de los jóvenes de clases populares, relgando simbólicamente de nuevo al cuarteto a las "catacumbas" de una nueva dictadura económica. Los cuarteteros eran los antes "extraños de pelo largo" de los 70. Personajes siniestros en la imaginería de la clase media promedio que sólo veía en ellos una expresión de "barbarie" y emergencia de la ilegalidad.

En el 87, La Mona había frenado la bochornosa represión policial en Cosquín con esta frase a su público "Vámonos, que nos creen unos bárbaros" (Hepp, 1994: 87). Las buenas letras de Flavio Alberto Bueno (familiar de Rodrigo Bueno) hicieron entrar a Rodrigo por la puerta principal. Los programas mediáticos se desvivían por contar con su presencia. Y Rodrigo cantaba:

 Oigan señores yo les quiero así contar, con muchísima emoción dónde nació mi canto Chispa, tonada, piano, bajo y acordeón Así tocaba leonor ritmo de cuartetazo El pibe berna, carlos "pueblo" rolán Y el cuarteto de oro Le dieron música, alegría a mi ciudad Soy de la universidad de la alegría y el canto. Le dieron musica alegria a mi ciudad , Soy de la universidad cordoba te quiero tanto Soy cordobés, me gusta el vino y la joda Y lo tomo sin soda Porque así pega más, pega mas, pega mas Soy cordobés,y me gustan los bailes Y me siento en el aire Si tengo que cantar. De la ciudad de las mujeres más lindas, Del fernet, de la birra madrugadas sin par. Soy cordobés, y ando sin documentos Porque llevo el acento de córdoba capital. Como creyente yo le doy gracias a dios por esta Bendición que en la sangre llevamos Todo el año "tunga tunga" del mejor es nuestro Rocanrol y a la mona idolatramos. Se para el lunes porque hay que descansar De todo lo que bailamos Y el martes encaravanados otra vez Hay que lustrar los pepes porque a algún lado nos vamos. Soy cordobés, Me gusta el vino y la joda y lo tomo sin soda Porque así pega más. Soy cordobés, Y me gustan los bailes y me siento en el aire Si tengo que cantar. Soy de alta córdoba dónde está "la gloria" O en jardín espinosa a Talleres tu lo ves y si querés Yo te llevo para alberdi dónde están los celestes Mi pirata cordobés. De la ciudad de las mujeres más lindas, Del fernet, de la birra madrugadas sin par. Soy cordobés, y no me importa si es Gorda como el arco de córdoba La quiero para bailar  


Aunque mucho había pasado ya del período de facto, la sociedad aún veía a los jóvenes como amenazantes "extraños de pelo largo" y mucho más a las clases populares que venían en franca caída hacia mayores índices de desocupación, pobreza, desesperanza. No obstante, la clase obrera en particular siempre fue una gran consumidora del cuarteto cordobés. En ellos, no estaba la presión de tener que congraciarse con las "estructuras de sentir" de sus patrones ni debían impostar una distancia cultural con esos fenómenos masivos que tanta alegría habían dado al pueblo. 
Mientras que la pobre Mona llora en el 86 porque "se le han tomado todo el vino" (bebida figurativa de la celebración popular en ese tema), Rodrigo disfruta de los tragos y la buena vida de un joven que -rebelde- replica a sus mayores, pero se da el gusto de la legitimidad.
Y la frase clave es "cordobesismo". El cuarteto vuelve sobre la innegable incidencia del cuarteto en la vida social de los cordobeses. Es decir, en nuestras "estructuras de sentir" que -aunque variables en el tiempo- poseen formas residuales de legitimidad asodias con emblemas de nuestro pueblo: el humor, la Universidad (notese que aunque se habla de "Universidad del Canto" el primer lexema suena demasiado profundo en esa alma de los "doctos" cordobeses como para objetar algo a posterior) y también de las buenas mujeres y la picardía de las gentes del interior que se jactan de tener destreza para gozar con ellas y pasarla bien frente a los "aburridos" hermanos de la capital.
El tema Bs. As. vs. Córdoba siempre estuvo en la estructura de sentir de la gran mayoría de los cordobeses. Tal vez por muerte de Quiroga en estas tierras -para dolor de tantos federales que habían apoyado la causa de Rosas-. Tal vez porque en el interior -y más en los 90- siempre nos resta esperar resoluciones de Buenos Aires y tratar de visibilizarnos allí para que nuestro reclamo tenga mayor impacto o quizás sólo sea una cuestión de revalorización del espacio asociado a ciertas costumbres compartidas.
Y en el cuarteto, como en el folclore, la simbolización del paisaje y la revalorización del mito de origen (lo que en el tango era el barrio), ocupan un lugar preponderante y varios temas hay que exigen la legitimidad del género como auténtica expresión de Córdoba.

Como sea, Rodrigo le decía a esos miles de fans que  ellos hablaban a través de él. Nos encandilaba de nuevo con el sueño del paisano que triunfa en Buenos Aires. 
Detrás de esa ficción, los partidos trataban de sacar partido, los pobres esperaban ya no ser pobres, la clase obrera conjuraba el temor de perderlo todo otra vez más, los ricos se entonaban con la alegría de este género musical de "bárbaros" cordobeses que antes eran expulsados de todo recital importante. Detrás de esa ilusión se vaciaban las arcas del estado benefactor y se reprimía brutalmente. Detrás de eso, como siempre, a los cordobeses se nos tomaban todo el vino y la vida de Rodrigo Bueno se escurría en el asfalto porteño. 

Nacía el mito,  el Rodrigo Santo, como la Gilda iluminada por el cielo.
Para Pablo Semán: 
En la religión popular lo sensible, lo  intituitivo y lo emocional juegan un papel vital.
Existen fiestas populares que se traducen en ritos, ofrendas y peregrinaciones de fieles. Lo masivo también es sacralizado en especial por los jóvenes de las clases populares: el fútbol, la música, los ídolos  populares. Es decir “la singularidad de la experiencia cosmológica de los sectores populares radica en que está más acá de las distinciones entre lo trascendente y lo inmanente, entre lo natural y lo sobrenatural y supone que lo sagrado es un nivel más de la realidad. (23)

En la estructura de sentimiento de las clases populares, Rodrigo era el nuevo caudillo que "triunfaba allá" y que mataban injustamente. 

Ver:
Semán, Pablo. La religiosidad popular. Edciones Facultad Libre. Bs. As. 2012. 
Williams, Raymond. Marxismo y Literatura. 


2 comentarios:

  1. Todo bien pero el que sale en la primer foto no es rodrigo , es Pablo hassan un doble que ya murió.

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