jueves, 22 de diciembre de 2011

"Lo culto" y "lo popular": Radiografía de un romance 8 40


Recuerdo ahora el tema de Rodrigo "ella multimillonaria y del más alto nivel, terminó la secundaria con un promedio de 10, sus amigas sorpendidas  no lo podían creer, que una noche distaída del baile se fue con el". Seducción y traición son los tópicos que operan los diálogos entre las cultura legitimadas o letradas y la esfera de la cultura popular o el "consumo de masas" (1).


 Escrtitores como Roberto Arlt o Manuel Puig hicieron culto del uso de los medios másivos de comunicación como el cine o el folletín para imprimir su estilo personal sobre esa base. Arlt, por ejemplo, se diferenciaba de los solipsistas de Florida -demasiado empreñados en el culto de la metáfora-, pero también de los ya retrógrados de Boedo - demasiado atenidos a un realismo conservador en sus formas-.

 El escritor supo absorber todo aquello desdeñado por la literatura "culta" de ese entonces y utilizarlo con impacto narrativo a la manera del "cross a la mandíbula": Es este el idilio del romance entre lo culto y lo popular, cuando lo primero usa a lo segundo para crear un producto nuevo valorando ambos términos por igual.

 Es similar a la metáfora de la transculturación, se usan elementos provenientes de una cultura "a" (podríamos decir, "popular") y una cultura "b" (podríamos decir "letrada) que darán origen a un producto original que no es meramente la suma de ambos, pues, al combinarse los elementos dejan de ser lo que eran originariamente (toman otro sabor como la metáfora del "ajíaco" de Ortiz: un caldo que reposa al que se le suman verduras y especies, de manera que el sabor del antiguo caldo no es el mismo junto con las verduras ni éstas saben como antes de entrar en el caldo). Y además existe una cuota de tensión entre ambos términos: no es el mero sincretismo ni permanecen éstos ya estables y definidos.

 Tras la luna de miel viene la traición, lo vamos a ejemplificar con Arlt: Primero, se aleja del discurso popular con el entrecomillado que separa las palabras del lunfardo del resto de la narración. Después con el desdén con que  se burla de las familias pobres que, atiborradas de comida, van a ver espectáculos "alienantes" en el cine y no concurren al "bien pensado" espectáculo del Teatro del Pueblo. Decepción, cuando -como lo acusa Ghioldi- no deja de ver la masa  como aún "incapaz" para pelear por la revolución social sin la presencia tutelar del intelectual comprometido. Traición cuando critica la muchedumbre que sigue a Yrigoyen como ignorante de los sucesos reales.

 ¿No comprendió Arlt que aquellas masas seguían al dirigente argentino que implementó la mayor cantidad de medidas beneficiarias para el incipiente proletariado local e, incluso, para los hambrientos inmigrantes de los conventillos?

Romance y traición, ¿por qué casi siempre termina así?. Esto me recuerda a la película cordobesa De Caravana que representa la típica historia de "la bella pobre" de La Cenicienta: ella es bella, y allí radica la fuente de su poder (lo que le permite seguir el programa narrativo de su mandato de ascenso social es estar en conjunción con las armas de la belleza), mientras que él es rico y puede hacerla ascender socialmente mediante el amor que la "redima" de su pasado y sus penurias. Sí, ese cuentito lo conocemos todos. Pero él también puede verse "fagocitado" por ella, extasiado por su alma "salvaje", por el son de sus caderas que se mueven contundentes como los tambores del África (tratemos de recuperar la historia fuera del estereotipo de Walt Disney), por su libertad frente a  las convenciones de la vida burguesa, por el humor del pueblo celebrado en cada una de sus fiestas (allí donde, como dice Bajtin, se eliminan las diferencias de clase que los subyugan diariamente y se entra, por un momento, en el reino de la universalidad). 

El  pensamiento occidental siempre busca acercarse a la cultura popular desde la intelectualización y en ese sentido despedaza parte del significado que lo popular realmente tiene y que se resiste a ser intepretado y absorbido (y allí radica su fuerza) por los criterios lógicos y estándares del investigador (y ahora recuerdo que Lucas Tejerina mencionaba en el número 2 de la revista Falta Envido sobre este aspecto, que el cuarteto se siente y no se piensa). Es un problema metodológico, no se puede acceder a la cultura popular sólo por el acto consciente de la intelectualización. 

En buena medida algo se le escapa a los cientos de personas que han ido al "baile" para tratar de "captar el sentido" y no lo encontraron... En buena hora el cuarteto todavía se resiste a ser una pieza de museo -"está siendo" como dice Kusch, es estudiado, pero todavía tiene "uso", es una literatura "otra" que no se deposita prolijamente sobre el aparador-.  Cuando el cuarteto haya sido absorbido por todos estos investigadores que falsearán sus sentidos porque lo que falta es una metodología para el encuentro "culto"-"popular" quizás ya haya desaparecido. Los grupos humildes que se identifican con él género buscarán otras vías para celebrar su autonomía.

 El discurso de occidente siempre se acerca a los objetos observados desde la ciencia, pero en América hay otro pensamiento raigal basado en el plano afectivo y en base a la opinión y no "el dato". Para Kusch: “Tenemos dos maneras de ver la realidad. Una es de frente, donde se nos dan las cosas concretas y claras y otra es la que se nos entra por el rabillo del ojo, donde manejamos extraños e incomprensibles símbolos” (184). 

El pensar desde "lo popular" y desde "la ciencia" no se oponen sino porque de un lado el segundo paradigma ha pretendido afirmar una seguridad que le faltaría al primero, cuando esto no es así. Pensar "lo popular" es preguntarse por un sentido que ya está, pero hay que descubrir (seguir la huella) y el preguntarse por "el otro" es en realidad preguntase por uno mismo por lo que es común entre el investigador y el investigado, pero que ha sido difuminado por el discurso de occidente. Es, entonces, un pensar tautológico que vuelve sobre el sujeto mismo que se interroga (2). 

Y Lo que se nos entra por "el rabillo del ojo" y nos mueve a bailar un cuarteto y tomar un fernet hasta que las velas no ardan es el goce hacia lo popular. Todo aquello que intelectualmente nos aleja, emocionalmente nos involucra. El problema es que nos vendieron la mirada de occidente, el mundo del progreso ilimitado y por eso siempre nos preocupa el dinero sobre la vida de los demás: "¿de qué trabajan?", "¿cuánto ganan?", "¿por qué se ven felices en la miseria?"

“La ´cultura popular’ -dice De Certeau- supone una operación que no se confiesa. Ha sido necesario censurarla para poder estudiarla. Desde entonces, se ha convertido en objeto de interés porque su peligro ha sido eliminado” (47) Para algunos intelectuales es  preciso alejarse, aclarar que "voy al baile por trabajo", o escucho cuarteto "sólo en fiestas de casamiento". ¿Pero cuál es el secreto?, ¿no será que en el fondo temememos reconocernos tan miseros como "el otro" juntando la platita para fin de mes, conjurando la "ira" de la ciudad maldita, esperando que el azar caiga sobre la olla del fruto y no de la maleza como los incas?. 

En occidente nos enseñaron que podía erradicarse todo lo malo, que podía eliminarse el desierto para llevar el progreso a todos lados, que el mal de la Argentina era su extensión que impedía el afán de la "civilización" y cada vez que irrumpe el "malón", en un acto político, en una fiesta o en donde sea el burgués tiene miedo de caer en ese "pozo" donde el indio, el "cabecita negra", la "chusma" y es una verdad que debe silenciar porque implica el temor frente a lo conocido. Tal vez ese temor tan profundo sea el de reconocerse en "el otro", de arrastrarse pasionalmente a un mundo que se creía perdido y que irrumpe a la manera de "deja vu"...

 Allí cuando todavía el indio cultivaba su pequeña parcela y rogaba al dios para subsistir un día más en el "hervidero espantoso" de su pueblo, una filosofía nuestra que pervive en el marginal porque permaneció fuera de la occidentalización de la conquista y aún conserva el rostro verdadero del americano que por las noches se "deja estar nomás" que no puede superar la angustia que desgarra al hombre entre la vida y la muerte comprando una 4x4 o una simple heladerita sino que precisa acudir a un plano trascendente. 


Se habla muchas veces del baile como de un lugar maldito "cuidado que allá va la negrada". Ese miedo tremendo de conctactarse con el "hedor" de América. El miedo es al "choreo", pero... ¿no será que quiseran en cambio robarle a ellos esa verdad sagrada? 
Desearían, en el fondo, tener esa tranquilidad del otro que "se deja estar no más", que no cree en las cosas si no en los frutos que se dan de una vez y para siempre, mientras se toma un fernecito y danza con la chichi en la pista.

Para seguir pensando, de manera muy divertida, José Luis Bigi retoma el tópico del romance 8/40 (3) en Un guacho apellidado Paz, donde un huérfano (quien se autoapellida Paz al ver la estatua del general) se enamora de una psicóloga adinerada que pretende utilizarlo para hacer unos estudios sobre "la personalidad del marginal". El final, lo dejo abierto...




Imperdibles:
De Caravana (2011). Película cordobesa realizada por Rosendo Ruiz. 
Bigi, José Luis (1990). Un guacho apellidado Paz. Alcíón Editora. Cba. 


Ver: 
Amar Sánchez, Ana María (1999)  “Estrategias de seductores: una política del placer” en Letrados Iletrados. Págs. 187-197
De Certeau, Michael (2004): La cultura en plural. Ed. Nueva Visión. Bs. As.
 Kusch, Rodolfo (2007) "El misterio de estar no más" de La mala vida porteña en Obras Completas Tomo I. Editorial Fundación Ross.Rosario
______________(2007) "El pensamiento Popular desde el punto de vista filosófico" en Obras Completas Tomo III. Editorial Fundación Ross. Rosario. Págs. 496 a 551.
Bs. As.

Sarlo, Beatriz. (2000) "Narraciones semanales: Una mirada literaria" en El imperio de los sentimientos. Grupo  Editorial Norma. Buenos Aires. Pps 17 a 30. 

Tejerina, Lucas (2010). Entrevista. En Falta Envido. Número 2.Córdoba. 

Sobre Transculturación y la metáfora del ajiaco cubano, ver:http://www.americanistas.es/biblo/textos/08/08-177.pdf





Notas


(1) "Existe una seducción de los textos por los géneros y los discursos de la cultura popular, paralela a la producida –y buscada- en el lector, pero seguida de una inevitable traición. Amor e infidelidad hacia las formas populares: los textos la usan, la integran, pero no pueden evitar marcar su diferencia, que es la diferencia con la otra cultura.
Toda la literatura vinculada con formas populares realiza el mismo gesto de contacto y diferencia; desde el uso que hace Borges del policial hasta la transformación del mismo género en Ana Lydia Vega, distintas estrategias, diferentes usos, pero el mismo gesto de seducción y decepción.
Es más, éste ha sido el modo por el cual la literatura latinoamericana ha luchado por imponerse frente a un canon que la excluía, piénsese en el rechazo de la obra de Arlt, atravesada de géneros bajos como el folletín o en el de las primeras novelas del mismo Manuel Puig, criticadas por su falta del estilo y su gusto kitsch.
Esta narrativa ha buscado en los márgenes y en la seducción de esos márgenes, un modo de construir literatura y diferenciarse de las formas cultas, creando otro espacio, pero distinguiéndose de ambos y transformándolos.
En los últimos treinta años esta tradición se consolida, se vuelve ella misma canon y como tal, ejercita una autoridad que anula todo índice de marginalidad, el margen se ha desplazado al centro (Amar Sanchez, 2007: 189)"
 (2) "La fenomenología disuelve la oposición entre sujeto y objeto para restaurar lo mismo, y este refiere al modo propio de ver o, en el fondo, de existir, y para consolidar esto se impone el análisis del pensamiento popular, tomando a éste como hipótesis de trabajo, aun cuando es un modo de los mismo de nuestro pensar y por consiguiente no puede, sino, referir al pensar en general (Kusch, 2007: 500)


(3) En Argentina, 8 40 es una ley aplicada al que tiene por oficio ser un gigoló. Si se dice que un hombre es un "8 40", lo que se quiere decir es que vive de las mujeres y, por extensión, se aplica en sentido crítico a una relación entre disparidad de clases sociales (mujer pobre-hombre rico y vicerversa)


Valle, Mariana. Artículo publicado en Boletín Literario ¡Basta Ya!, número 122. , año 8, febrero-marzo-2012

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